Quizá la definición más completa de lobby, es la que recoge Jordi Xifra en su libro “Lobbyng: Cómo influir eficazmente en las decisiones de los Instituciones Públicas”, como síntesis de visiones de otros lobbistas, fundamentalmente norteamericanos, británicos y canadienses.
El lobby es un proceso de comunicación planificado, de contenido predominantemente informativo, en el marco de la política de relaciones públicas, de la empresa u organización con los poderes públicos, ejercido directamente por ésta, o a través de un tercero, que tiene como función intervenir sobre una decisión pública (norma o acto jurídico; en proyecto o en aplicación) o promover una nueva, transmitiendo una imagen positiva basada en la credibilidad de los argumentos defendidos que genere un entorno normativo y social favorable, y con la finalidad de orientarla en el sentido deseado y favorable a los intereses de los representados.
Sobre esta definición iremos intercalando, la actualidad, las experiencias y las tendencias del que esta actividad, cuya percepción social es mucho más negativa, que la realidad del comportamiento de los agentes privados y de los públicos.